Armand rio, con esa forma de nuevo despreocupada, Leyna se quito la máscara, de un rojo carmesí, cual sangre, y también rio, movió su muñeca en círculos, creando una bola de electricidad, sin dejar de ver de manera divertida a Richard que iba llegando para ayudar a Stephan. Le sonrió, antes de que este entendiera la situación, dejo volar la bola de energía directo a su cara. Cuando esta llego al objetivo, soltó una carcajada de triunfo.
Santiago corrió, acomodándome bien, pero aun llevándome como costal viejo de papas, lo cual le quitaba lo romántico al concepto de ser “raptada”, aparte de que iba casi cayéndome, el vestido esponjoso no serbia de mucho en esta situación, y mi cabello podría clasificarse como un desorden tamaño mayor, estaba como pajarera, o eso imaginaba, excepto por la corona, que seguían en su mismo sitio. Bien, esto comprobaba que los fabulosos pasadores de Natalie, si eran fabulosos, mañana tendría que acordarme de darle las gracias, claro, si para mañana todo volvía a la rutina…
Vi como el antifaz se me resbalaba de la cara, moví mis manos para tratar de alcanzarlo, pero no pude, y cayó en el suelo sin hacer el más leve ruido. ¿O quizá era porque ya me estaba quedando sorda de tantos gritos?
-¿A dónde vamos?-pregunte, creyéndome con el derecho de saber aunque fuera solo eso, ya que lo demás, estaba claro que no me lo iban a contar.
-A un lugar-estuve a punto de reclamar por la respuesta más tonta que en mi vida había oído, pero luego agrego:- sujétate fuerte.
-¿De qué quieres que me sujete?-inquirí, tomando su cuello.
-De donde sea menos de ahí.
-Lo siento-masculle, soltándolo, decidí dejar mis manos libres, ya que no había nada de que podría sostenerme.
Santiago aumento la velocidad, corría como si llevara un cuete encendido, y a mí la vista se me nublaba, ya que empezaba a sentirme mareada, y como si el aire me faltara, abrí la boca varias veces, tratando de llenarme los pulmones de oxigeno, sin mucho éxito. Era como si de repente, hubiera olvidado la manera correcta de respirar.
Cerré los ojos, jadeando.
Suena el inicio del vals, en el escenario, una pequeña niña, con vestido rosa de ballet, de aproximadamente nueve años, comienza su coreografía. Alza la mano, con una gracia tal al del cisne, después la otra, se inclina hacia la derecha, y actúa a modo de recoger algo que se va elevando por su cabeza. Todo al tiempo que el vals le indica. Se agacha, baja el rostro, y ahora gira sobre sí misma, una, luego dos, tres, hasta cuatro veces. Repite el procedimiento otra vez, y da un salto, cayendo en un pie, su cabello lo tiene suelto, se mueve como si fuera parte del aire, la niña es de piel clara, y ojos oscuros, café oscuro que tienen aquel brillo infantil y soñador que caracteriza a los infantes, pero aparte, hay algo que la hace diferente, en su cara, no solo hay inocencia, también melancolía.
Esta tiste, y para sanar su corazón herido, baila.
Da una vuelta, y en cada vuelta que da, las lágrimas le van resbalando por las mejillas, inundándole el rostro, y no deja de bailar. Tampoco ha soltado ningún sollozo. Está acostumbrada a la soledad, ella es su compañera de danza, y de la vida.
Deja caer su cuerpo con la gracia que le ha sido conferida, levanta la mano, y estira sus dedos, mirando el techo con fervor, baja la mano lentamente, se la lleva al rostro, y un solo lamento sale de su boca:-¿Por qué?
La música acaba, al igual que la coreografía. La niña se levanta, va hacia la grabadora, aprieta el botón y saca un disco, lo guarda entre sus cosas, apaga las luces del escenario y se va.
Ya sabe que nadie ha ido a verla.
-¿Creías que te sería tan fácil deshacerte de los Dermott?- pregunto Stephan, saliendo detrás de, o dé, la pared, abrí mis ojos al tiempo en que este atacaba a Santiago, quien alcanzo a ponerse a modo defensor y esquivar la bola de fuego.
-¿Qué rayos…-dijo, bajándome de sus hombros, y volteándome a ver.
Yo lloraba a lagrima viva, pero sin hacer ningún ruido, la escena que acababa de mostrarme mi memoria o imaginación me había conmovido a un grado que ni siquiera yo lograba entender, solo dejaba que el llanto limpiara mis mejillas. El recuerdo de la niña bailando de una forma tan perfecta y melancólica, aun hacia a mi corazón entristecerse, como si compartiera su sufrimiento, o como si fuera el mismo sufrimiento.
-¡¿Por qué la dejaron sola?!-pregunte, aguantándome el sollozo-Era tan pequeña, con gran talento y sin embargo no podía ser feliz. ¿Por qué la abandonaron?
Santiago hizo ademan de abrazarme, pero me aleje de él y ahora, la que corrió, fui yo. Corrí en busca de una respuesta a mi pregunta. Dejando que el instinto y mi memoria me guiara, aunque no tenía ni idea de donde había nacido ese deseo.
-¡Mira lo que has provocado!-escuche a mis espaladas la voz de Stephan gritándole a Santiago- ¡Como esta no puede andar así, gritando! ¡Si vuela la escuela y nos mata a todos será tu culpa!
Todos los derechos reservados de Lunita ;D, agradezco sus opiniones. Aunque deberia estar haciendo tarea... creo que esto es más importante (de menos para mi)
Dom Oct 02, 2011 8:21 pm por Lexie Styles
» Pre determinados ; chicos y chicas del internado
Vie Ene 28, 2011 4:15 pm por Paul Miles
» Peace Village
Miér Nov 03, 2010 12:44 am por Invitado
» En busca de... algo???(Marianne)
Mar Nov 02, 2010 4:37 am por George Platt
» Its Summer (ELITE)(Recien abierto)
Dom Oct 31, 2010 10:51 pm por Caroline Platt
» Kingdom of Karlsburg (Normal)
Dom Oct 31, 2010 10:49 pm por Caroline Platt
» Special Vacations [nuevo rol]
Dom Oct 31, 2010 10:46 pm por Caroline Platt
» Sunset After Dawn
Dom Oct 31, 2010 10:45 pm por Caroline Platt
» Alohomora Third Generation- Nuevo {Normal}
Sáb Oct 30, 2010 11:49 pm por Invitado