Lo siento ~ William

-Claro que será el bebe más hermoso, tendrá la mejor parte de ambas familias- dijo terminando su frase con cierto aire melancólico.
Sonrió cuando accedió a ir al lugar que él había dicho, -mentirosa- inquirió con una sonrisa burlona retomando el camino.
Miraba en todas direcciones, memorizando los comercios, los rotros de la gente que pasaba presurosa, los animales caseros que se correteaban en plena calle, las dimutas esporas que se veían refractadas en los haces de luz, y miles de pequeñas cosas que le rodeaban, para dejar de pensar.

Asintió intuyendo que ambos sentían lo mismo, hablar de ello en ese momento alejaría sus pensamientos positivos que había sentido haceía unos instantes, -aja, vamos, creo que me comeré varios, hasta que muera de tanta azúcar- bromeó mientras daba un apretón a la mano de la joven.
Descendieron unas cuantas calles, llegando a un pequeño lugar, que era cogedor y daba la sensación de calidez.
-Llegamos- dijo con una sonrisa abriendo la puerta para que pasaran, -primero las damas- inquirió haciéndo un ademán con la mano para que ella entrara primero.
Buscó con la mirada la mesa que siempre utilizaba cuando venía a dibujar, que dejaba ver una vista hermosa a el jardín botánico de la ciudad, -allí- dijo señalando el lugar con una sonrisa.

-Si que lo es- añadió al comentario de la joven, realmente apreciaba esa vista y solía ir a dibujarla de vez en cuando, además de disfrutar los postres que allí le ofrecían, -podría decirse, soy un cliente frecuente, ya sabes como me encanta comer chucherías- bromeó tendiéndole la silla para que se sentara.
-hola Will- saludó la camarera con una sonrisa,
-hola Liz- sonrió él, reconociendo de inmediato a la chica, era la que siempre le atendía y con la que había platicado un par de veces, -Sky ella, es Liz, la chica que endulza mi paladar- bromeó dedicándole una sonrisa amigable a la chica, -Liz, ella es el amor de mi vida- dijo con entusiasmo, informando por primera vez a alguién que no fuera Sky que era la mujer que amaba más que a nadie en el mundo.
-Mucho gusto- inquirió la camarera con una sonrisa amigable mirando de soslayo al chico solitario que solía ir para dibujar miles de veces aquel rústico lugar.
Les tendió el menú, dejando ver la variedad de postres y bebidas que tenían además de alguno que otro platillo.
-¿lo mismo de siempre?- cuestionó Liz sonriente, Will asintió y miró a Sky, -¿que vas a pedir, cariño?- dijo posando su mano sobre la de la joven.

Observó a Liz irse, alguna que otra vez habían compartido comentarios acerca de miles de pequeñeses que salen a relucir en las pláticas adolescentes, dirigió su mirada a Sky que como siempre parecía sumida en sus pensamientos, miró a través de la ventana, donde un frondoso árbol se extendía por el centro del lugar albergando a las pequeñas aves que llegaban a hacer sus nidos.
-es un sauce llorón- comentó sin dejar de mirar aquel árbol, sus hojas se mecían al compás del aire, como si bailaran al ritmo de una música silenciosa, -¿por qué tan callada?- cuestionó sin mirarla, aún perdiéndose en la danza de aquellas hojas verdes que hululaban.

Se giró para mirarla, sus ojos reflejaban otra emoción que nunca había visto en ella, intentó escrutarle el rostro pero no pudo percibir nada en concreto, -vamos..., que pasa?- cuestionó enarcando una ceja, -nunca terminaré de entender a las mujeres- pensó con frustración observando a Sky con detenimiento, -que pasa corazón?- volvió a preguntar sabiendo que algo le aflijía.

Suspiró ruidosamente, ella le mostarab tantas incognitas que a veces se estrujaba la cabeza por intentar entenderla, pero nunca lograba mas que causarse una migraña, así que dejó el tema en paz y miró hacia la calle, donde un cristal grueso los separaba de las personas que parecían correr para llegar a su destino, mientras él ansiaba que el reloj avanzara lentamente, para que ambos chicos disfrutaran su estadía allí, espera que sus preocupaciones se fueran... o se alivianaran por lo menos por un par de minutos.
La joven camarera regresó con sus órdenes, le tendió la taza de humeante chocolate, que se mecía liviano y espumoso, que te hacía desear estar en tu cama cobijado y degustando aquella bebida caliente, -aquí tiene señorita- dijo sonriendo y volviéndose hacia William, -aquí esta lo tuyo Will- inquirió con una sonrisa enfatizando el nombre del chico, este le dedicó una sonrisa complaciente y tomó la taza de té de hiervas exóticas de brazil, que despedían un olor exquisito a William siempre le había parecido que aquel té le tranquilizaba, y le sosegaba la mente. El té iba acompañado de un pequeño pay de frutas rojas, las favoritas del chico, con una salsa de frambuesas dibujando pequeños circulos entrelazados desde el centro hasta la orilla donde la galleta de hojaldre era suave y crujiente, -gracias, se ve delicioso- comentó tomando la taza y dejándo embriagar su olfato de aquel dulce, delicado y exótico aroma.

-Me encanta venir aquí- inquirió dándole un sorbo a su taza humeante, donde el color escarlata cubría hasta el borde, suspiró complacido por aquel cálido líquido que se deslizaba por su garganta como si limpiara todo rastro de desasociego.
Dirigió su mirada hacia Sky observándola detenidamente, memorizando su rostro a cada centímetro, aunque ya la conocía a la perfección, siempre intentaba memorizar más de lo que ella reflejaba a simple vista.
Apartó la mirada a regañadientes, y dió un bocado a su pay deleitándose de aquel dulce postre que tanto le gustaba.

Asintió con la dulzura embriagándole el paladar, volvió a dirigir la mirada hacia Sky que curiosamente la emoción se encontraba recorriendo sus facciones, cosa que le producía completa satisfacción a Will.
-pues...,- empezó a decir cuando ella terminó respondiendo su propia pregunta, sonrió y asintió con un eufórico gesto, ahora ambos se tornaban más entusiasmados de lo común.
-sii, una hermosa familia- agregó tomando la mano de la joven acariciándola dulcemente, ella era todo lo que él había pedido para su vida y aún pensaba que no la merecía pero seguiría luchando por todo lo que ella significaba.

Sonrió con picardía al escuchar su fraguado plan, -eso sería buena idea, quizá solo por unas cuantas semanas, después conseguiré un pequeño departamento o algo así, ¿qué te parece?- comentó estirando su brazo, acarició la mano de la joven, y le dió un suave beso en sus labios, -te amo tanto corazón, se que vamos a superarlo y todo saldrá bien, yo estáré contigo siempre y para siempre- inquirió con voz aterciopelada cerca de los labios de la joven, volvió a darle un beso con un toque de pasión en el.

Podía sentir la emoción a flor de piel, sus emociones erocionaban de una manera inexplicable, queriéndo brotar desde el fondo..., ¿como dicen los libros?, ah, si..., sentía su fuero interno resulgir como el ave fenix resurge desde el fondo de las cenizas, así era como William se sentía en ese momento y sabía que no dejaría de sentirlo mientras Sky estuviera a su lado, mientras su amor siguiera creciendo, hasta que la vida los alcanzara, y cuando la madurez hubiera llegado, los sentiría mas fuertes que nunca, porque sabría que su amor es por siempre y para siempre.
-Claro que lo prometo- inquirió sintiendo un leve escalofrío, pensando en lo que juntos estaban a punto de formar.
La miró extrañado después de que le habló a cerca de la casa de sus padres, él había contemplado una posibilidad similar, pero no estaba muy convencido de si sería lo mejor, después de todo no sabía como iban a reaccionar sus padres, que seguramente tratarían de aniquilarlo por querer llevarse a su pequeña..., porque era eso lo que la joven seguía siendo, una pequeña adolescente que comenzaba a vivir. Esa idea comenzó a derrumbar la emoción antes sentida, porque se daba cuenta que había destruído el futuro prometedor que tenía Sky, la frustración y el descontento lo invadió, se sintió tan desdechado por hacerla pasar por aquello que la impotencia de no poder regresar el tiempo atrás estrujó lo poco que quedaba de su quietud. -Podría ser..., ya lo veremos con el tiempo- comentó con la mirada seria y su rostro inescrutable.

-No pasa nada, es solo que- dejo sin terminar la frase, mirandola con la añoranza de hacerla volver atras, donde su futuro le aguardaba fervientemente, donde no tenia que preocuparse por nada salvo sacar buenas notas, tener un novio que la amara y salir de compras con sus amigas, las trivialidades dignas de una aolescente de 16 años, -pensaba lo mucho que te ha sido arrebatado, lo poco que disfrutaras de tu juventud..., pero no pongas esa cara, solo son pensamientos, y nada mas- inquirio volviendo a sonreir, pero sin el entusiasmo antes demostrado, se levanto y le tendio las manos a Sky, la jalo hacia el abrazandola con fuerza, para volver a embriagarse de la esencia de la mujer a la que amaba, y para recordar su entusiasmo antes vivido y el porque debia seguir sintiendolo.
-¿Que hacemos ahora?- cuestiono intentando despejar su mente de aquellos pensamientos que sabia que en nada le ayudarian, despues de todo no le harian regresar el tiempo atras. Ahora lo que tenia que hacer era hacer lo que el y Sky estaban planeando, vivir su vida como una familia, enfocarse en que a fin de cuentas lo unico que importaba era su amor y la pequeña criatura que pronto vendria a iluminarles la vida, despues de todo se dice que los hijos son bendiciones y asi era como Will estaba empezando a verlo.

Lo que Sky le dijo logro reconfortar su corazon haciendole sonreir una vez mas, la felicidad que ella sentia lograba transmitirsela, y el lo agradecia infinitamente, porque se sentia amado y dejaba de lado lo que no podia controlar, su pasado, ahora su futuro era lo que tenia que importarle y por lo que lograria superar cualquier barrera por el bien de su amada y de su hijo.
-es una buena idea- dijo sonriendo notando que la felicidad y entusiasmo volvia a embriagarle, despues de todo al estar junto a Sky le era mas que suficiente y el le daria muchas mas cosas que disfrutar.
Se separo de ella y pago la cuenta despidiendose de Liz con amabilidad, tomo la mano de su chica saliendo de aquel establecimiento, donde seguramente tardaria mucho para regresar, ahora lo mas dulce de su vida le sujetaba su mano y caminaba a la par de el.

Escuchó a Sky tan entusiasmada que él mismo se llenó de entusiasmo, la emoción comenzaba a llegar, una vez más, -si, ya quisiera verte cuando crezca tu pancita- inquirió poniendo su mano sobre el vientre de la joven, aún no podía imaginarsela, siempre estaba tan esbelta y con el vientre plano, que le era en cierta forma divertido verla así.

-ya quisiera tenerlo entre nuestros brazos, ha de ser realmente emocionante- sonrió emocionado.