¿Esto funciona? [William]

Caminaba por los jardines hasta que llegue a la fuente del amor, la que se suponía que si lanzabas una moneda algo pasaría con la persona en la que pensabas, nunca creí en eso, pero ahora, luego de lo que pasó en el balcón con Jason, cualquier ayuda serviría.

Me senté en la orilla de la fuente observando el agua, tenía la moneda en mis manos y jugaba con ella mientras me debatía entre tirarla o no, amaba a Jason, pero ninguno era lo suficientemente valiente como para decirnoslo, ¿Para que quería que pasara algo con él?, "para estar con él" pensé al instante, suspiré, cerré mis ojos y lancé la moneda concentrandome en él. Cuando escuché que cayó al agua abrí los ojos y observé la fuente, no podía creer en lo que había hecho.

Sentí a alguien caminar detrás de mi, acercandose, pero no le preste atención hasta que vi su reflejo detrás de mi, elevé lentamente la mirada en dirección a mi hermano - Hola Will - le susurré algo distraida, no me interesaba que hubiera visto lo que acababa de hacer, estaba lo suficientemente segura de que no fue nada más que un desperdicio de mi dinero.
- ¿Que haces aquí? - le pregunté al darme cuenta por primera vez de donde estabamos, no era normal verlo cerca de esta parte, que yo supiera no era de los hombres que venían aquí.

No despegó la vista de la fuente, yo le observaba tranquilamente mientras respondía mi pregunta, asentí levemente, eso lo explicaba, desvié mi mirada hacia el internado.
- Pues solo desperdicio mi dinero - respondí a su pregunta esbozando una pequeña sonrisa. Le miré denuevo, me puse de pie y le abrazé, fue un impulso, solo necesitaba a alguien que me quisiera junto a mi.

Le abrazé dulcemente, sabía que los dos necesitabamos algo de esto, en sus brazos me sentía protegida, era bastante más alto que yo, por lo que, me cubría casi por completo, lo cual ayudaba bastante a esa sensación - Lo sé - dije sintiendo ls labios de mi hermano en mi cabello, respiré hondamente, tratando de no llorar - No sabes cuanto necesitaba esto - le susurré abrazándolo un poco más, para luego separarme y sonreírle cálidamente - Y sé que tú también lo necesitas - le comenté, no sabía como era que podíaasegurarle eso, pero lo sabía y él era mi hermano por sobre todo, por lo que, debía ayudarlo - ¿Qué tal todo? - le pregunté tratando de desviar el tema.

Tomó su mano con cariño, y le sonreí con afecto - De nada, hermanito - dije enfoncándome mi voz en la última palabra con un tono bastante sarcástico - Me debes una - dije sonriente, no quería seguir dándole lástima a más personas, por lo que trataba de aparentar cualquier otra emoción.
Reí ante su ironía - Pues son dos vidas que están así - le seguí el juego - Como siempre, con una vida perfecta - me susurré más para mi misma que para mi hermano. Noté que me observaba detenidamente, ladeé la cabeza - ¿Qué pasa? - le pregunté curiosa.

Puse los ojos en blanco mientras negaba con la cabeza - Se te ha olvidado algo, querido hermanito - le interrumpí - Perfectas relaciones - dije mostrando lo obvio sarcásticamente, quizás la teoría que sacamos con Olivia fuera verdad... quizás si fueramos descendientes de Edipo.
- Eso no es nada - dije cuando terminó - Eso es bastante, la primera, claro que soy toda una "mujer", ¿acaso creías que me quedaría de 10 años por toda mi vida? - dije divertidamente - Lo segundo es complicado... creo que lo hago más por convencerme a mi misma de que no estoy mal - le expliqué sinceramente - Y claro que debes envidiar mi tenacidad, si no, no sería la chica perfecta que soy ¿no anciano? - continué, pero ahora con un tono más burlón.

Sonrió muy a su pesar dándole un pequeño empujón a la chica, -si... esperaba fueras pequeña por siempre, quería cuidarte todo el tiempo..., aunque aún puedo hacerlo-inquirió sinceramente, pensando en el hecho de que aún cuando ella ya no fuera una niñita, siempre estaría él para cuidarla, o simplemente para poner su hombro para reconfortarla, asintió al hecho de que él también solía decirse a sí mismo que todo estaba bien para convencerse, no siempre le servía pero hacía un intento para ello.
-anciano?, que te pasa soy un adulto a penas niñita-dijo haciendo énfasis en la última palabra, en un tono burlón, algo que le agradaba a Will, era su edad, donde ya no se encontraba en la niñez, había pasado a la madurez o al menos eso siempre se lo hacían creer a los jóvenes de 18 años, y él por su lado había comprado esa publicidad barata de "ahora tu decides tu futuro", a sabiendas que partiéndo de ese punto todo se complicaría, el mundo complicado de los adultos, donde ya no puedes pedir salvación por ti y todos tu amigos como si fuese un juego mas.

Rodé los ojos dramáticamente - Claro que puedes, así no me meteré en peleas - le contesté riendo - Tengo mi propio guardaespaldas - dije saltando como niña pequeña mientras aplaudía.
- Pues para mi lo eres abuelito - seguí jugando con él, era entretenido molestarlo, ser un pequeño dolor de cabeza, aunque él también lo era a veces - Y puedo ser menor que tú, pero yo soy la hija perfecta de nuestros padres y con eso me basta - le saqué la lengua molestandolo.

Pusé cara de indiganción - Serías capaz de cobrarle a tu propia hermanita - dije acusándolo - Eres malvado William Port - seguí con mi pequeña broma mientras esbozaba una sonrisa.
- ¿Soy adoptada? - dije casi poniendome a llorar, me gustaban ver las reacciones de la gente cuando me ponía así, baje la cabeza - Pues bueno ahora tendré que ir a buscar a mi verdadera familia - dije dando media vuelta para emprender camino hacia la sala de computación.

- ¿Necesitas dinero? - le pregunte alzando una ceja - Nuestros padres nos dan bastante dinero al mes como para que necesites más - ¿Qué tantas cosas compraba que no le alcanzaba ese dinero?, bueno, que podía hacerle yo. Le miré entrecerrando los ojos, con la inetnción de matarlo - Para tu información, YO-NO-SOY-MAL-VA-DA - le contesté cruzada de brazos, bastante seria.
Como esperaba Will se preocupó por mi reacción, sonreí internamente mientras me preparaba para seguir con el juego, si quería ver algo malvado hecho por mi, este era el momento. Me tomó por el brazo y me di media vuelta, aún con los ojos llorosos - No, solo estoy algo herida - dije pasando mis dedos por debajo de mis ojos, limpiandome las lágrimas.

Negué con la cabeza, pero deje que eso corriera, yo no podía hacer nada con sus gastos. Le sonreí irónicamente - Claro, y tú eres el perfecto príncipe azul - dije sarcásticamente burlona - No creo que encajas mejor como el ayudante de la bruja - comenté imaginándomelo así, gordo, feo y sin vida, por lo que no pude evitar estallar en risas.
Cuando comenzó a tocar mi mejilla con dulzura no lo soporte más, reí a carcajada limpia mientras le abrazaba - No puedo creer que cayeras en esto - le dije entre carcajadas - De verdad no me lo puedo creer - dije abrazandolo.

- ¡Oh! y veamos, ¿Quién sería tu princesa, príncipe? - comenté mientras reía - Quizás Tamara o ¿podría ser alguna otra doncella? - dije con segundas intenciones, dándole a entender que sabía lo de Sky.
- Tú empezaste a blasfemar hermanito - le repliqué - Yo no me paresco en nada a una bruja - inquerí en mi defensa.
- ¿No volverás a creeerme? - dije realmente sorprendida - Pero si era una broma, al igual que la tuya - dije abrazandole, para luego darle un beso en la mejilla - Pues si estuvieras en mi lugar, si le verías la gracia ¿O no? - pregunté curiosa mientras veía que el también comenzaba a reír.

Noté su desasociego inmediatamente - Hey tranquilo - dije abrazándolo otra vez - Todo estará bien - le aseguré, todo tendría que estar bien, pues si no, yo no estaría aquí.
- Hey, tú sabes que lo soy - dije poniendo cara de perrito mojado, yo no era malvada, ¿o si?, estúpido hermano que me hace dudar.
- Hey, yo no le digo a mis hermanas, que son adoptadas - repliqué en su contra - No lo haría ni por broma - proseguí alzandle una ceja - Así que, ¿Yo soy la que se pasa de mala? - le pregunté sarcásticamente.

Mi hermano se deshizo de mi abrazo delicadamente, no protesté, solo le dejé tranquilo mientras le dedicaba una cariñosa mirada junto a una gran sonrisa. Aunque muchas veces se molestaran, los dos nos entendíamos bastante bien.
- Gracias, siempre le supe - le contesté no haciendo caso a su burla, para mi mejor - Y claro que te perdono - dije con una media sonrisa - Pero solo si tú también me perdonas - comenté tratando de hacer un trato.