Un pequeño descanzo (Caro)

Por momentos su día parecía menos sombrío y con mas alegría de lo normal, pero en otros que siempre superaban a los primeros los días eran eternamente aterradores, cavilaciones mentales que le llevaban al borde de la locura..., así que sin hacer una reingenieria a su ya cansado cerebro después de una hora tormentosa de cálculo integral con el profesor mas aburrido del colegio se dirigió a los jardines donde se tiró en el cesped recién cortado y cerró los ojos con impaciencia sintiendose un poco mas relajado...
Suspiró y volvió a abrir sus ojos verdes en busca de su IPOD y sus auriculares para escuchar su música predilecta que acababa de descargar del Itunes... la tonada comenzó la dejó correr sin interrupción alguna, simplemente dejándose embargar por aquella melodía deprovista de palabras...

El aire lo hacía sentir por un momento libre y sin complicaciones, la dulce melodía clasica que había encontrado era sin dudas la mejor por el momento para que lograse descanzar, un sueño sutil quería embarcarlo en lo cómodo y placentero, mostrándole un menú tan apetitoso que se rehusaba a rechazar..., su subconciente empezaba a quitar las telarañas de sus cabilaciones para dar paso a un cómodo deambular de imágenes y colores escarbadas en su memoria...
Lo acompasado de su respiración relajaba todos su músculos hasta que una persona se tropezó con él, devolviéndolo bruscamente al presente, abrió sus ojos con sorpresa, -sabía que no era un buen lugar-pensó, a fin de cuentas estaba casi a la mitad del jardín, miró con perplejidad a la peliroja disculparse, -no hay problema, fue mi culpa-respondió sin dejar de mirarla

Sonrió con las miles de disculpas que la chica profería, -tranquila estoy bien, no pasa nada-dijo con cortesía incorporándose, no había caído en la cuenta en quién era pero su pregunta si lo sorprendió, -a decir verdad ese mismo soy-contestó con una sonrisa amigable, a juzgar por el tono de su voz, era una Platt, sabía que la conocía pero en esos momento su mente le jugaba malas pasadas que ya ni en su propio yo confiaba, -no todos hemos venido aún, pero ya llegarán- siguió contestando las preguntas de la joven, con la misma cortesía y amabilidad, las disputas familiares lo tenían harto, no tenía porqué convertirlas en sus propias batallas, -claro vamos- le dijo levantándose con sigilo mientras le tendía una mano para ayudarla a levantarse, -oops, que descortesía ¿tu estas bien?-cuestionó al tiempo que recogía su maleta del césped.