Viendo las estrellas ~ Will [+18]

Una ráfaga de aire agitó sus espesos cabellos, los apartó de su rostro y divizó el bosque abriendose esplendorosamente a ellos, como en tantas ocasiones lo había hecho, las imágenes de sus recuerdos junto a Sky le parecían tan lejanas que su cuerpo se estremeció, observó pasar a la jóven delante de él admirando el lugar, se sentó en el prado que solo era alumbrado por la luz parpadeante de la luna.
William se dedicó a admirar a la chica sobre el pasto con una mirada risueña bañada por la luz lunar en lo alto del cielo estrellado, dotándo de luminosidad al rostro de Sky. Parecía una diosa griega yaciendo en sus aposentos, con su gran porte y sensación de tranquilidad que inspiraba, su mirada perdida en el firmamento, le causaba una serenidad y calma a su cuerpo agotado..., se dirigió hacia ella recostándose a su lado pasó un brazo debajo de su cabeza y la mano libre la entrelazó con la de la chica. El centellante cielo gozaba de magnificiencia y gran fervor, sonrió complacidamente por la segunda oportunidad que la vida le estaba brindando.

La observaba, dejándose embargar por todo lo que ella significaba para él, lo era todo-, sin duda, era su complemento, la persona que le invitaba a ser mejor cada día, era una especie de diosa para él. Había llegado a su vida, para hacerle feliz y él para hacerla feliz, era su principàl motivo, su misión.
Escuchó que le decía algo pero no entendió que era, porque se concentraba en la magnifica mujer que representaba..., ella lo miró melancólicamente, volviéndo a traer a William al mundo real, dejó escapar una bocanada de aire, que ni siquiera se había percatado de que estuviera aguantando la respiración..., la miró perplejo no entendiendo de que estaría arrepentido, -si, lo estoy- dijo con serenidad, -estoy arrepentido de haberte dejado, y de haber dejado que las cosas entre nosotros se enfriaran..., aunque si te referías si me arrepiento de que estemos juntos ahora?, no, te amo y no me cansaré de decirtelo, ahora soy el hombre más feliz sobre la fas de la tierra, -inquirió sentándose sin apartar la mirada de la jóven, se acercó a ella y la besó tiernamente en los labios, como la primera ves que la había besado, en aquel mismo bosque, siendo la diferencia que la torpeza se había borrado de sus labios.

Sus besos como siempre le eran imprecindibles para seguir respirando, para que cada miçolécula de su cuerpo acturara, para que sus neuronas mandaran señales de vida, para que su corazón no dejara de palpitar. Su respiración se vió entrecortada por los besos, su pulso se aceleró martillando sus oídos, su corazón repicaba hasta el punto de querer salirse de su pecho..., la miró con ternura mientras ella le hablaba, con sus rostros tan cerca que olía su dulce aliento, golpeándole el rostro con gran apremio.
Se recostó sobre ella besándola vehemente y descontroladamente, haciendole trasnpirar pasión, desbordando amor, cariño y deseo por la jóven, -yo también te he extrañado, he dibujado tu rostro ciento de veces remorizando cada una de tus facciones, todo de tí y después dejándome llevar por los recuerdos que se convertía en un agonizante final- dijo sin poder recordar ya aquellos días de dolor por que su sonrisa se dibujaba en las comisuras de su boca, volviendose a besar, donde su lengua emprendía un largo y placentero viaje en la boca de su amada, en un juegueteo que le allanaba todo su ser.

La cálides de su lengua depuraba sus emociones, le hacía viajar en lugares imaginarios, levitaba en sus más profundos placeres, arrancandole sonrisas, gemidos de placer, jadeos de amor que solo por ella podía emitir.

Sonrió cuando la jóven le preguntó a cerca de su dibujo, -¿acaso habría otra musa tan perfecta que merezca la pena de cobijarla en mis permaninos? -cuestionó sabiendo la respuesta correcta ante tal pregunta, Sky era la única persona que no fuera su familia aquién había pintado, con tal derroche de emociones, tratando de hacerle justicia con aquel instrumento que poseía su mano, trazos que salían sin pensarse y que siempre terminaban grabando el rostro de su gran amor.

Sus besos fundían su ser en aquella belleza que tenía entre sus brazos, volviéndose uno mismo, un beso de amor que pretendía ser eterno..., perfecto, un beso que memorizaba en cada suspiro que la chica le regalaba, -te amo- volvió a decir entre sus labios.

Sus manos se deslizaban en la silueta de la jóven, con desesperación y deseo, colando una de sus manos entre la blusa de seda de Sky, besando su rostro, mordiendo con delicadeza el lóbulo de su oreja..., bajando su beso hasta el cuello, ahogando en el un gemido de placer...

Sus manos acariciaban su cuerpo con fervor, un leve escalofrío subió por su columna estremeciendose de forma involuntaria por ello, sus mas recónditos sentimientos salían para expresarse de forma tan diferente, las palabras de Sky se desvanecieron como campanitas en su mente, un dulce sonido que le invitaba a continuar, una melodía se fraguaba deibujándose en el cuerpo de la jóven, como partiduras de una bella sinfonía que se regocijaban al ser interpretadas..., la tocaba con la delicadeza misma de un instrumento musical cuando se interpreta la mas hermosas de las melodías tocadas por los ángeles mismos.

Will deslizó su mano con agilidad hasta el sujetador de la chica, acariciando con delicadeza los bien formados senos..., deslizaba su mano en movimientos circulares, entreteniéndose en la fina lencería que delineaba la figura de su amada.

Con buen apremio se ayudó a la jóven a desprenderse de sus ropas, su camisa quedó olvidada en algún lugar del prado, con agrado observó el cuerpo de Sky, le sonrió con seducción, tomando la prenda de seda costosa dejándola caer a poca distancia de ellos..., era tal como la recordaba, aunque sus recuerdos nunca le hacían la suficiente justicia.

Tomó la mano de la chica entre las suyas, la paso por encima de su cabeza, entrelazando sus dedos, -eres hermosa- murmuró volviéndo a posar sus labios, sobre los de la jóven, la besó abrazadoramente apasionado, sintiéndo el cálido aliento allí donde sus lenguas comenzaban una exquisita danza.

Bajó sus besos hasta la clavícula, pasando sus manos por detras de la jóven, una acción algo complicada con el hecho de que ella yacía en el cesped, un un lijero click liberó sus senos de esa prisión que la verdad no entendía porque las mujeres usaban.

Unos segundos bastaron para que pasara de estar encima de ella para después ser mi cuerpo el que sintiera el cosquilleo del ceped en su espalda desnuda, sonrió seductoramente, acariciando el cabello que recorría los hombros de la jóven, -que si estoy seguro?..., nunca he estado mas seguro en mi vida- inquirio con la voz entrcortada por su precipitada respiración.
Se estremeció al contacto de los labios de Sky, bajando cariñosamente por su cuerpo, soltó un leve gemido de placer cuando ella descendía, las manos delicadas de la chica arrancaban suspiros de la garganta de William, su pulso acelerado no hacía mas que incrementar el placer y frenesí en su ser.

Ahogó una risita divertida, cuando ella comenzó a ascender, besándolo dejándo listo el desabrochado pnatalón, siguieron su beso, con la gran intensidad de la que dos jóvenes enamorados le podían poner.
Deslizó su mano sobre el plano vientre de la jóven descendiendo hasta sus pantalones que se ceñían a su delgado cuerpo, desabotonó con sigilo el pequeño botón que mantenía resguardado el resto del cuerpo de Sky.
pasó su mano hacia sus estrechas caderas para posarlas sobre su vestimenta, intentando quitarsela con habilidad.

Quedó absorto viendo la belleza que tenía en frente, bañada bajo la luz de la luna, con partes iluminas con tal precisión, dejándole enfrascado en lo que ella suponía ser la mas bellas de las mujeres.
Sonrió con picardía al observar el coqueteo que ella simbolizaba, se mordió el labio inferior, -la pregunta seria, ¿ves algo que no te guste?..., entonces sería nada, no hay nada en tí que no me guste-inquirió con una sonrisa seductora, acariciando con solo un roce de la llema de sus dedos desde el borde de la ropa interior de la jóven subiendo por su abdomen pasando por su perfecto seno, llegando a posarse en el cuello de la chica atrayendola hacia sí...

Una ves depojados de todas las cosas que cobijaban sus cuerpos, su instinto y cada parte de su cuerpo podía actuar con libertad, sin dejar que nada arruinara aquella muestra amor..., un puro amor.

Con una sonrisa de satisfacción despojó la última prenda que quedaba a la jóven, admirando su cuerpo perfecto bajo la luz de la luna, completamente desnudo y sabiendo que era solo para él, acarició los muslos de la chica, sintiéndo contraer sus propios músculos...

Amaba el aroma que ella despedía, inhaló aquella dulce pócima que tanto anhelaba, acarició las piernas de la jóven que se ceñían a su cuerpo, dándole la intermitente bienvenida a el nuevo viaje que emprendía en el interior de su amada.

Con firmeza y seguridad, -la misma que ella le confería-, comenzó a penetrarla con agilidad y destreza, dejándo escapar los gemidos que a ella le pertenecían, percatándose de que ellos encajaban a la perfección, hechos el uno para el otro..., volviéndose uno mismo.

Escuchaba con gran placer que también lograba arrancarle gemidos placenteros a Sky, moviéndose ritmicamente, sintiéndo descargas electricas recorrer su cuerpo.

Sus movimientos se volvían poco mas rápidos con el pasar de los minutos, sus gemidos se unían para formar la mas placentera sinfonía, escuchaba su nombre sobresalir entre los jadeos de la jóven, él hacía lo propia, susurraba su nombre con placer y amor, profería la palabra Te amo en los idiomas que conocía, acobijándose entre las piernas de la chica.

Ella volvió a entrar en acción, acción que le encantaba a Will, compartían todo, la besó apremiante mientras Sky llevaba las riendas de la relación, sintiéndo el peso entre su miembro y la forma en que ella manipulaba la situación.